Psicología Clínica

La psicología en la práctica clínica acoge la diversidad del malestar que acompaña en los procesos vitales de las personas. A veces, estos procesos son parte natural de la propia maduración, siempre marcados por una biografía en donde los antecedentes y condiciones  familiares y contextuales, así como sociales, cobran distinta relevancia según el caso.

Hay una diferencia entre el tratamiento que aborda un diagnóstico clínico, como depresión, trastornos específicos de la ansiedad, TOC, TCA o trastornos mentales graves, entre otros; frente a situaciones puntuales o temporales de estados de angustia marcados por crisis vitales que se tornan complicadas de resolver, como los retos propios de cada etapa vital, procesos de separación o divordio, diferentes tipos de duelos o dificultades relacionales, etc.

Como profesional de la psicología clínica asumo la responsabilidad de acoger el malestar de la persona que acude a consulta. Es la puerta de entrada que invita desde la escucha a entender cómo cada cual se maneja con su dificultad. La conversación permite el encuentro en lo que supone una construcción mutua y orientada desde el saber de cada uno. La base es el vínculo de confianza que se establece en la relación terapéutica, es el motor de dicho proceso, abriendo a la esperanza en el cambio, a la capacidad de la persona para, con ayuda, encontrar la manera de transformar el malestar en creación y desarrollo.